El rey David entonó los versículos de este
salmo profético en agradecimiento al Señor, cuando Él lo libró de sus enemigos. Este
salmo favorece la victoria contra enemigos, fraudes y calumnias; relaciones afectivas, inspiración, creatividad, privación y humildad; la concienciación de que la fuerza de voluntad y la buena calidad de pensamientos son esenciales para alcanzar la felicidad.
1. Señor, Dios mío, mi fuerza, ¡cuánto lo amo!
2. Señor, mi fortaleza, mi libertador, mi escudo. mi Dios, poder de mi salvación.
3. ¡Yo venceré!
4. Al estar a un paso de morir, tuve miedo.
5. Me sentí encadenado por la sensación de la muerte.
6. Atribulado, invoqué al Señor y a Dios lancé mi clamor. Desde su templo. El Señor escuchó mi voz y a sus oídos llegaron mis clamores.
7. La Tierra se abaló, estremeció. Las bases de la montaña se agitaron. ¡Dios quiere justicia!
8. Salió mucho humo, un fuego abrasador y carbones ardientes.
9. El cielo se abrió y bajó. Y bajo sus pies una nube oscura.
10. Un querubín volaba y planeaba en las alas de los vientos.
11. El cielo oscuro mostró que las nubes estaban cargadas.
12. ¡Dios quiere justicia! ¡Los carbones están inflamados por las llamas!
13. Y de los cielos tronó el Señor. Todos oyeron la voz del Altísimo.
14. Los rayos que el Señor lanzaba se multiplicaban como flechas.
15. Quedó a muestra el fondo del océano. Los polos del universo, descubiertos.Solamente con la voluntad de justicia del Señor, todo sucedió tan rápido, como un soplo de viento.
16. De lo alto, el Señor extendió su mano, me agarró y me sacó de las aguas.
17. Me Libró, como siempre hizo todas las veces que me sentí desprotegido.
18. Pasé por malos días, pero el Señor fue mi salvación.
19. Me salvó y me condujo a un gran campo. Solamente Dios quiere mi bien porque me ama.
20. El Señor me recompensó, según mi justicia. Me retribuyó, según la pureza de mis manos
21. Porque siempre guardé sus mandamientos. Nunca me alejé de la verdad del Señor.
22. Todos Sus mandamientos tuve ante mis ojos. Nunca dejé de lado sus preceptos.
23. Los traté con integridad, y de toda maldad me guardé.
24. El Señor me dio una justa recompensa, en vista de la pureza de mis manos.
25. Oh piadoso, con piedad, el Señor protege.
26. El sincero, con sinceridad, el Señor protege.
27. Salva la nación humilde y olvida los orgullosos.
28. Señor, luz de mi lámpara, alumbra, Dios mío, mis caminos.
29. Por el Señor, enfrento batallones armados. Y, por mi Dios, escalo todas las murallas.
30. Los caminos de Dios son perfectos. Pueden ser estrechos para algunos, pero los que por ellos caminan llegan al Señor, escudo para quien lo busca.
31. Pues, ¿quién es tan fuerte además del Señor? Y ¿quién es tan firme como un peñasco, además del Señor?
32. Dios me revistió de fuerza e hizo perfectos mis caminos.
33. Y a mis pies les dio la agilidad del venado. Y, en un lugar alto y seguro, yo alcanzo la paz.
34. Él me hizo capaz de cambiar mi camino. Mis manos y brazos son fuertes para doblar un arco de bronce.
35. El Señor me dio el escudo que me protege y me engrandece con su amor.
36. Ahora, mis pasos son más firmes y mis pies no resbalan jamás.
37. Superé todos mis obstáculos y no volví antes de vencerlos.
38. Dominé mis debilidades y fui elevado. Todos mis miedos se acabaron.
39. El Señor me dio seguridad, y todos los obstáculos desaparecieron.
40. Los pensamientos malos y los envidiosos se fueron.
41. Clamaron… Mi Señor no quiso oír.
42. Y, como polvo por los vientos fueron llevados.
43. Los enemigos internos y externos fueron vencidos, y el Señor me hizo jefe de las naciones. Sin embargo, yo no conocía el pueblo.
44. Ante la primera señal, los extranjeros prestaron obediencia, incluso contra su voluntad. Coaccionados se declararon sujetos.
45. Todas las personas salieron de sus casas.
46. ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi fe! ¡Alabado sea Dios, mi Salvador!
47. Dios, que me permitió vencer, dispuso los pueblos bajo mi liderazgo.
48. El Señor me libró de los malos y me enseñó cómo imponerme ante mis adversarios. Me alejó de las manos de los hombres violentos.
49. Y, por todo eso, Señor, celebraré con devoción entre las naciones. Y entonaré un himno a Su Santo nombre.
50. El Señor, que dio todas las victorias al rey, usó de misericordia con su ungido David y su descendencia, eternamente, por siglos y siglos.